VINO LJUBLJANO
Cuando el reloj dió las 14:00 hrs me convencí que jamás llegarían.
Toda la noche estuve sentado, esperando y esperando.
Tuve mucho tiempo para recordar, solo hice eso, recordar... recuperar trocito por trocito las imagenes de esa noche. Vino a mi cabeza, primero, la forma en que volvias el estómago, el verde desteñido de tu cara adquiere ahora un brillo singular. Mira! quién acertaría decirlo, tú siempre tan pulcra en ese batidillo. Caramba! creo que siempre supiste que te mentía. Pero eso ya no importa. De todos modos esas convulsiones no te hubiesen dejado ver la causa de tu malestar. Cierto, eras muy inteligente, pero ¡Carajo! la dulzura de la ensalada, esa dulzura propia de las amanitas.... (risa estrepitosa y silbante) sobre todo de la Phalloides, y máxime deglutido con el vino blanco Ljubljano que tanto te gustaba. ¿Cómo resistirse? lástima que mi alérgia a los hongos no me permitiera disfrutar de tu última cena. Sí... verte morir fue tan patético, pero tan patético, que declarar mi culpabilidad apenas y solo apenas alcanzaría para expiar esa imagen. No te puedes quejar preciosa, lavé hasta los cubiertos, no dejé ni una brisna de suciedad, como a ti te gusta.
Creo que no debí hacerme el astuto. ¿Habrán entendído las pistas que dejé? Probablemente haya hecho una rabieta el detective a cargo... caracoles... creo que debí usar sangre en lugar de sumo de limón para escribir mi confesión, dudo mucho que hayan leido alguno de esos libros policiacos...
Carajo! ya han pasado dos dìas. Dos días. Estúpidos, si hasta el número de mi identificación anoté, quizá debí de haber usado sangre.
Toda la noche estuve sentado, esperando y esperando.
Tuve mucho tiempo para recordar, solo hice eso, recordar... recuperar trocito por trocito las imagenes de esa noche. Vino a mi cabeza, primero, la forma en que volvias el estómago, el verde desteñido de tu cara adquiere ahora un brillo singular. Mira! quién acertaría decirlo, tú siempre tan pulcra en ese batidillo. Caramba! creo que siempre supiste que te mentía. Pero eso ya no importa. De todos modos esas convulsiones no te hubiesen dejado ver la causa de tu malestar. Cierto, eras muy inteligente, pero ¡Carajo! la dulzura de la ensalada, esa dulzura propia de las amanitas.... (risa estrepitosa y silbante) sobre todo de la Phalloides, y máxime deglutido con el vino blanco Ljubljano que tanto te gustaba. ¿Cómo resistirse? lástima que mi alérgia a los hongos no me permitiera disfrutar de tu última cena. Sí... verte morir fue tan patético, pero tan patético, que declarar mi culpabilidad apenas y solo apenas alcanzaría para expiar esa imagen. No te puedes quejar preciosa, lavé hasta los cubiertos, no dejé ni una brisna de suciedad, como a ti te gusta.
Creo que no debí hacerme el astuto. ¿Habrán entendído las pistas que dejé? Probablemente haya hecho una rabieta el detective a cargo... caracoles... creo que debí usar sangre en lugar de sumo de limón para escribir mi confesión, dudo mucho que hayan leido alguno de esos libros policiacos...
Carajo! ya han pasado dos dìas. Dos días. Estúpidos, si hasta el número de mi identificación anoté, quizá debí de haber usado sangre.
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