sábado, abril 01, 2006

LA FOJA BLANCA

Me fui de madrugada, un domingo.
Como ladron de sonrisas,
de un puñado me llevé todas,
me fui de madrugada para que,
con la luz del día,
no se marchiten.
Dime solamente,
te lo ruego,
si es que algo de mi
se quedo en tí.


Recordarás que, de madrugada, con tintero y speedball en mano, tratando de agradarte,enumeraba, pliego a pliego, las formas y advocaciones por las que te amo. Preguntaste, con retadora sonrisa, a qué se debía que hubiese uno en blanco. Pretencioso, intenté esbozar una exégesis metafísica de mi amor; tú presionaste mi pezón y mis nubes de hermenéuta fueron aniquiladas. En el silencio pudimos hablar con Dios, en el más sagrado de los templos: tu cama.
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