EL PÁJARO AZUL
Cuenta mi madre que por la mañana era feliz su pequeño.
-tan feliz que estaba el chiquito.
Fue un suceso descabellado. Tras una medida correctiva para que el pobrecito pudiese caminar sobre sus patitas, tuvo un paro cardiaco. Para las 17:20 ya habiamos hecho lo imposible para resucitarle, hasta al dios de los hebreos se le pidió que volviese a insuflarle vida. El paro fué total, nada se pudo realizar más. Solo una inhumación célere en el jardín, junto al árbol de melón. Mi madre estaba desconsolada.
-No llores, era para que no sufriera, le decia mi padre
-Entonces danos muerte a todos para que no suframos más, qué te hacia, estaba tan feliz el chiquito. -Era para que pudiera caminar bien,-apenas componia mi padre.
-Todo lo que tocas lo destruyes, eres malo, qué te hizo el pobrecito, así lo hubieses dejado, -entre lagrimas y rabietas, terminó por recriminar mi atormentada madre.
Y yo cuasirománicamente aun le detengo en mi palma. Pobre, le mató el susto. Corazón de pollo tenía que tener el pequeñuelo. ¿Por qué no seré dios? ¿Por qué no con mi hálito cobra vida nuevamente? Yo no me llamo jesus, ni mi madre Maria, y por supuesto mi padre tampoco lleva el nombre de josé.
Espero un milagro, en vano.
El pájaro azul no habrá de volver a la vida. ni la vida de papá y mamá tampoco será igual. Aun deseo que se quite la tierra del pecho y camine sobre sus codos, aunque sé que nunca aprendió a volar, y si vuelve aun no habrá aprendido a hacerlo, pero añoro verle sobre sus muñoncitos, en cualquier lugar, en cualquier tiempo.
-tan feliz que estaba el chiquito.
Fue un suceso descabellado. Tras una medida correctiva para que el pobrecito pudiese caminar sobre sus patitas, tuvo un paro cardiaco. Para las 17:20 ya habiamos hecho lo imposible para resucitarle, hasta al dios de los hebreos se le pidió que volviese a insuflarle vida. El paro fué total, nada se pudo realizar más. Solo una inhumación célere en el jardín, junto al árbol de melón. Mi madre estaba desconsolada.
-No llores, era para que no sufriera, le decia mi padre
-Entonces danos muerte a todos para que no suframos más, qué te hacia, estaba tan feliz el chiquito. -Era para que pudiera caminar bien,-apenas componia mi padre.
-Todo lo que tocas lo destruyes, eres malo, qué te hizo el pobrecito, así lo hubieses dejado, -entre lagrimas y rabietas, terminó por recriminar mi atormentada madre.
Y yo cuasirománicamente aun le detengo en mi palma. Pobre, le mató el susto. Corazón de pollo tenía que tener el pequeñuelo. ¿Por qué no seré dios? ¿Por qué no con mi hálito cobra vida nuevamente? Yo no me llamo jesus, ni mi madre Maria, y por supuesto mi padre tampoco lleva el nombre de josé.
Espero un milagro, en vano.
El pájaro azul no habrá de volver a la vida. ni la vida de papá y mamá tampoco será igual. Aun deseo que se quite la tierra del pecho y camine sobre sus codos, aunque sé que nunca aprendió a volar, y si vuelve aun no habrá aprendido a hacerlo, pero añoro verle sobre sus muñoncitos, en cualquier lugar, en cualquier tiempo.