miércoles, junio 21, 2006

VAS TE.

Y te vas...
Adhiriendo a mis ventrículos, al hueco donde reside el alma, al pecho todo. y se va quedando conmigo...
tu ausencia,
la oquedad,
aquella clase que pertenece al conjunto de lo vacío.

Porque cuando se ama se extraña...
desde el instante en que se termina el abrazo,
desde la pausa que existe entre un beso y otro [propia del respiro];
desde el momento en que se cierran los párpados
y hasta el tiempo en que se descubren los ojos.

Y me voy quedando sin ti,
sin el Nosotros dos,
sin mi contigo,
y sin ti conmigo;
y sin el contexto
y sin el pretexto.
¿A quién culparé ahora de mi felicidad?
¿A quién entregaré mis desdichas cual vistoso ramillete?

RECORDANDO...

Traté de hacer perpetua cada noche, en el abrazo extenderme hasta el ser y el tiempo, disminuir la distancia en una caricia.

¿Quién no ha sentido terror ante un cielo sin luna?

Desde tu mesa de noche hasta la persiana se extiende ante mi el microcosmos donde nuestras pasiones se engastan.

¿A caso no rutilan, en las noches gélidas, las estrellas con más ahínco?

Solamente los seres afelpados que pueblan tu lecho, serán testigos silentes de las inexpicables formas en que el Dios Amor se hizo presente.

¿Se habrán roto todos los astros?

Puesto que todo se desconforma apenas cruzando el pórtico de tu templo, que tiene por custodio un corazón fragmentado. No existe la duración ni la dimensión: las horas no tienen minutos, y los espacios no poseen medidas.

Sin embargo el Sol nos descobija, hemos de partir.
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