jueves, diciembre 07, 2006

VAS TE.

Y te vas...
Adhiriendo a mis ventrículos,
a la oquedad donde guardo el alma, al pecho,
al pecho todo.
quedandose conmigo sólo,
los conjuntos vacíos.

Porque cuando se ama se extraña...
desde el instante en que concluye el abrazo,
desde la pausa existente entre un beso y otro [propia del respiro];
desde el momento en que caen los párpados y
hasta el tiempo en que son descubiertos los ojos.

¿A quién culparé ahora de mi felicidad?
¿A quién entregaré mis desdichas cual vistoso ramillete?

lunes, diciembre 04, 2006

APOSTILLAS AL EVANGELIO DE FELIPE (r)

Esperaré hasta que el martillo hidráulico guarde silencio.
Los gatos, también, tendrán que guardar compostura.
Nuestros sexos aun discurren, con abigarrada retórica, sobre teología.
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