miércoles, enero 17, 2007

LAMENTO DEL LEJANO AMANTE

Para Adriana e Iván.


Aciago sea el cálamo sin las acerbas tintas.
Ay de mi, que en el acto de escribir pretendo
hacer larga la lengua, y de sollozo en sollozo
al cielo exhibirla, ofrecerla completa,
pues aguardo sobre ella se pose: un melifluo soplo,
un susurro, un eco apenas de tu voz, que mi nombre,
nombre; que por el cielo vague, que los vientos traigan.

AUN NO ME ES POSIBLE.

He intentado todo, de verdad lo he hecho.
He visitado los excesos de las bacantes,
la brutalidad de la soledad; a la sordida locura, he ido de paseo y retornado.
Me he arropado de brazos, pies, y ojos y ojos y ojos.

Causante unico de mis males todos, confiésome.
Como filigrana, el calor de tu mejilla sobre la mia,
me pertenece; hasta, digo, me acompaña.

***

Por sendas empinadas de piedras quejumbrosas,
por arenas, de infatigables mares negruzcas,
alli en el Puerto, paradigma de todos los puertos,
te he llorado, con la pueril esperanza de yermarme.

¿Ves como golpeo las tablillas que al cuello llevo?
Compasion de mi, compasion tengan, conmiseración de este leproso del amor.

He apartado de mi la cuenca en que el Dios de los Cielos me ofrecia: doce doncellas, las más hermosas, las más puras, por el amor de una puta.
¡Válgaseme! ¡Por el mezquino amor de una puta!
Empero, la mejor de las meretrices.
< Counter
Counter