viernes, marzo 03, 2006

CRUSTÁCEOS DECÁPODOS

Besaré cada segmento de tu tórax
y todos tus maxilípedos,
hasta los pleópodos
Te asiré de las quelas; Las patas locomotoras distribuiré a mi rededor.
Y meciéndome para que me vean la decena de ojos móviles, distantes en tus luengos pedúnculos, copularemos.

Sabrosa

Sabrosa

Sabrosa

Oh Galatea!!!

[Anemura, crustácea decápoda, caracterizada por adaptar el abdomen y alojarlo en la concha vacía de algún gasterópodo, aferrándose a ella por medio de unos urópodos modificados que se hallan al final del abdomen.
Según va creciendo el animal va buscando conchas más grandes. Algunos buscan la asociación con otros organismos para su defensa...]

Al final Me colocaré cual anémona reposando en tu concha.

Jaiba y Cangejo cocotero(*) bailan.



(*)El cangrejo de los cocoteros pasa casi toda su vida en tierra firme, en guaridas excavadas en el suelo. De vez en cuando se acerca al mar a depositar sus larvas.

jueves, marzo 02, 2006

PERROS SIN BRIDA

—Una jauría de perros, eso es lo que la gente lleva por dentro, un montón de ellos, todos coléricos e iracundos: rojos, cafés, verdes, negros, azules... A veces, —Continúa diciendo mi amigo Abel —el perro azul y el negro hacen un pacto, acuerdan aniquilar a los demás.

Esas jaurías rabiosas terminan alimentándose del sujeto, generalmente eso sucede, antes que devorar al otro. Un par de onzas transcurren, el licor nos obliga a echar espuma por la boca.

—¡Pero Miguel! Dime qué harías sin esa oquedad, dime qué haría el ser humano sin esa vacuidad... creo que ni en Dios encontraríamos esa plenitud, ni en Él mismo.

Pues si el hombre hiciere...

Me he privado de la continuación de su panacea espiritual, me pareció demasiado infame pedirle que repitiera su excelsa disquisición. Las injurias y chillidos de los embravecidos canes, no me permitieron prestar atención.

lunes, febrero 27, 2006

HIPÉRBOLES TEMÁTICAS II

I

Marzo vino por mi sonrisa, no se le puede ver en la lontananza.

Me despojaron, me han hurtado.

El carnaval no tiene gracia ya,

la cuaresma no reviste solemnidad.

¡Que no toquen las campanas más! ¡que las matracas guarden mi luto!

II

Ni el ayuno ni la penitencia expiarán mis culpas.

No existirá tu cuerpo, altar, donde inmolarme. No habrá puerto donde esperarte,

ni horizonte para extraviar mi vista.

Que la luna se rompa siendo esfera; que ella no triangule nuestras miradas.

No me acongoja la Duración, sino tu Ausencia; si Marzo ha robado mi sonrisa.

domingo, febrero 26, 2006

LEYENDO TU ROSTRO

Quise encontrarle una forma a su rostro, ver en él un mapa, una composición semiótica, un complejo mandala.
Me desplacé por encima de cualquier fisiognomista.

Iluminado por las fugas de luz de luna de la persiana, Aguardo agazapado, para ver dentro de ti.
Tan inextricable como el Mutus Liber, Hermética como el arte de los alquimistas. Verdadero alambique es tu cuerpo, en él se
destila mi espíritu.

-Puede ser que, soplando tu cara, de desconforme toda o Tal vez meciendo mis manos, al unísono del calipso, lo logre.

La estupefacción me abriga, contemplo al igual que el pupilo ignorante contemplaría una menuda matriz numérica o algún problema algebraico, tu ojos. Un instante de reflexión, el recuerdo de una glosa de Musashi, me hacen dar un paso atrás. Ya no eres más algo ignoto e irresoluble, sino un Puente con el Todo. He traído conmigo tres esferas de cristal que me han confiado para obsequiarlas al Guardián y que se me permita el paso. Transcurren los días.

-Debo confesar que nuestras potencias se han reconocido, se han visto y las dos lloran por su encuentro.
sucedió lo mismo que cuando Tendzin Gyatso vió a Rinpoché.

He escuchado lo que en sigilo dice un enamorado a su amada:

"Aún cuando me regales tu ausencia,
la tristeza no podrá abatirme.
En el tulipán que brota,
veo la promesa de una nueva primavera"

No me es posible deshacerme de esas palabras, durante la observación de tu cuerpo. Ahora se amamantará la primavera de los pechos del verano.

Al pie de tu cama, que se yergue ante mi como altar de holocaustos, tengo tal epifanía.
un instante de reflexión y las glosas de Musashi.

No veo al Ángel que me muestre un cordero y detenga con ello el sacrificio.
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