lunes, enero 30, 2006

EL LLANTO DE LA JAIBA

Mi padre las mataba por cocción.
El llanto es espantoso, un chilladero impresionante.
Ahora todo es diferente, [preguntémosle a Medea]

-Papá ¿cenarémos jaiba rellena?
¿y mamá, dónde está papito?
-Anda lavate las manos hijita, que la jaibita se enfría.

UNA TARDE DE CHOCOLATE

El dulce aroma se disipó, lento, pasmoso, en la pieza.
Ritualmente compartimos un chocolate.
las tres velas ahora dimensionaran los cuerpos de los amantes.
Impregno todo de mi, allagando los muros, impregno todo de mi.

Ahora tu personaje es una mesa; yo hago las veces de vianda.
suelo quejarme generalmente por las frases comunes, pero ¡hélices! somos una Reiteración amontillada, ¿Qué haremos ante ese hecho irrefutable?

La ritmiquidad de los amantes pocas ocaciones suele dispensar un síncope. Soy jarabe y tú a veces Son.

El tiempo se apelmaza en ese solo acto, pulgar e índice detienen el chocolate, mis ojos bajan hasta la confitura, los tuyos apenas suben por mi antebrazo.

El espacio entero llega hasta la Regularidad, los factores, las variables... se escinden unos; las otras se funden.

El desprendimiento de la golosina engrilla mis engranes mentales, algo se desprenderá y llegará hasta nuestras bocas y después de la ingesta comprenderé nos desplazamos ligados con religiosidad.

Cada hora con su guadaña al hombro vendrá a reclamarnos un fragmento de nosotros.
He estado ausente de mi, mas no de ti.

Sin embargo, cobijado por las sombras, me acompaño del frio de la madrugada; me alejo de ti por callejuelas inextricables, no sea que tu amante se descubra usurpado.

HIPÉRBOLES TEMÁTICAS

El cuerpo cae con una gravidez singular.
velocidad y masa.
Dimensiones multiformes.
llueve.
llueven.
exacerbantes cauces brotan,
tus lagrimales pareen un velero,dos tortugas, una cria de ballena
y un mar.

un golfo te enjugas en los párpados; con acuosas alubias Colmas los acantilados.

EL HOMBRE GALLO EN MI SUEÑO

Una mano se posó en mi pie derecho,
un sobresalto, las correas me sujetan a la cama.
Inmóvil, como ausente de mi,
fui besado
por el hombre gallo,

Violetas, mis labios,
se oponen.
Me apuñalará. Le veo entre la poca luz blandir un enmohecido metal.
Sólo soy un cachorro que le muestra el cuello aguardando la piedad o lo peor.

EL BAÚL AZUR

Me robé un recuerdo tuyo,
quise darle forma de poesía
al manejarlo, torpe de mi, escurrióse de mis manos hacia el suelo.

¿Quién percibirá la ausencia de la tarde nubosa
en tu baúl azur?

APOSTILLAS AL EVANGELIO DE FELIPE

Esperaré hasta que el martillo hidráulico guarde silencio.
Los gatos también tendrán que guardar compostura.
Sin embargo nuestros sexos aun discurren con abigarrada retórica, sobre teología.

LA CAÍDA

Aquello que nuestras entrañas albergan es plausible de descomponerse,
Amor y Conocimiento, guardados en nuestras tripas admiten la putrefacción
(que en lo posterior serán excretados como heces).

Los demonios nos envidian y en secreto nos rinden adoración.

COROLARIO

«El final del mundo tendrá qué ser un viernes por la noche».
-Trataba de completar el silogismo nuestro insano hombre; apenas fijaba en su mente los conceptos Viernes y Noche, cuando Final y Mundo se deshilaban de su cabeza.
-...tendrá que ser un viernes por la noche.

ÁVIDOS MOFLETES

Solo,
triste,
cobro sentido gracias a mi caña de pescar.
Aguardo, bajo el subterfugio de la reticencia, que pique alguna gallina.
Esplendido pasatiempo para un hermenéuta.

EL NIÑO EN EGIPTO

Horror ante el estruendo.
Las líneas gestuales se encrispan.

El Arcilla dentro de sus dimensiones formoides.
cae.
Irrecuperable aquel momento.

Ante el Infante, los ídolos del templo, se postergan.

SUEÑITO

Me he dormido, lo confieso.
A veces sueño con un libro que afirma con rotundidad que la Existencia se puede conceptualizar como la sucesión de multiplicaciones y su respectiva disperción.
En él, asisto a una ceremionia repetitiva y constante de la Reproducción, en verdad TODO un tributo la diáspora.
Tengo pavor.
Los colores huyen de mi rostro.
El horror presiona mi pecho. Me atemoriza, precisamente, que no sea un «simple sueño».

GOLPECITOS EN LA FRENTE

Me desperté.
Aliñé mis cabellos, bajé por las escaleras; tomé una taza, le introduje el frío café que reposaba en el pocillo. Di dos grandes sorbos... el último tuvo un sabor raro.
Ahora empezaba a recordar. Me acerqué a la mesa del comedor, caminé en circulos en derredor de ella, mi mano daba golpecitos en la frente esperando que el recuerdo de la noche anterior surgiera con mayor nitidez. El recuerdo no importaba, después de todo, la soledad sigue esperado en mi estudio. Quizá la mujer que está en mi frigorífico se sienta igual de sola.

LA ESCALERA DE JACOB

(Génesis 27, 41-46; 28; 29)

...y coloqué mi oido en tu ombligo
cual címbalo, sonido te di.

Para el universo tu nombre ha cambiado.
Hasta entonces pude posar mi pensamiento
en el origen del Ser de la música.

VINO LJUBLJANO

Cuando el reloj dió las 14:00 hrs me convencí que jamás llegarían.
Toda la noche estuve sentado, esperando y esperando.
Tuve mucho tiempo para recordar, solo hice eso, recordar... recuperar trocito por trocito las imagenes de esa noche. Vino a mi cabeza, primero, la forma en que volvias el estómago, el verde desteñido de tu cara adquiere ahora un brillo singular. Mira! quién acertaría decirlo, tú siempre tan pulcra en ese batidillo. Caramba! creo que siempre supiste que te mentía. Pero eso ya no importa. De todos modos esas convulsiones no te hubiesen dejado ver la causa de tu malestar. Cierto, eras muy inteligente, pero ¡Carajo! la dulzura de la ensalada, esa dulzura propia de las amanitas.... (risa estrepitosa y silbante) sobre todo de la Phalloides, y máxime deglutido con el vino blanco Ljubljano que tanto te gustaba. ¿Cómo resistirse? lástima que mi alérgia a los hongos no me permitiera disfrutar de tu última cena. Sí... verte morir fue tan patético, pero tan patético, que declarar mi culpabilidad apenas y solo apenas alcanzaría para expiar esa imagen. No te puedes quejar preciosa, lavé hasta los cubiertos, no dejé ni una brisna de suciedad, como a ti te gusta.
Creo que no debí hacerme el astuto. ¿Habrán entendído las pistas que dejé? Probablemente haya hecho una rabieta el detective a cargo... caracoles... creo que debí usar sangre en lugar de sumo de limón para escribir mi confesión, dudo mucho que hayan leido alguno de esos libros policiacos...

Carajo! ya han pasado dos dìas. Dos días. Estúpidos, si hasta el número de mi identificación anoté, quizá debí de haber usado sangre.
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