jueves, septiembre 07, 2006

LA FOJA BLANCA (reelab.)

Me fui de madrugada, un domingo.
Como ladron de sonrisas,
de un puñado me llevé todas,
me fui de madrugada para que,
con la luz del día,
no se marchiten.

Recordarás que, de madrugada, con tintero y speedball en mano, tratando de agradarte, enumeraba, pliego a pliego, las formas y advocaciones por las que te amo. Preguntaste con retadora sonrisa, a qué se debía que hubiese uno en blanco.
Pretencioso, intenté esbozar una exégesis metafísica de mi amor hacia ti; pero tú presionaste mi pezón izquierdo... todas mis nubes de hermenéuta fueron aniquiladas.
En el silencio pudimos conversar con Dios, en el más sacro de los recintos y templos: tu cama.

lunes, septiembre 04, 2006

EL POETA

Apenas moría…
de vivir en el violentas
aristas del devenir
incierto.

Vértigo, arrebato, desfallecimiento.

Suspendido de pie, nada me contiene,
Manos, millares de ellas, alza la mar,
escoplando las rocas que el vate nimba.

El poeta se contempla en el turbio mar, se abate al tiempo mismo,
Basta de fuentes y narcisos; no baños de palabras al cosmos; no más reticencias sabias.

He subido aquí intentado asirme al eje, al centro
Donde las centrifugas pasiones no me dispersen
Donde el canto al mundo no exista,
un instante antes de la misma dialéctica sonido-silencio,
un instante quizá, anterior al mismo lenguaje,
anticipado al mismo pensamiento, al mundo.
al caos.

En el poeta todo existe, él contiene al mundo mismo, privado, incluso de sí; pues aquél se fraguó teniendo por medida y modelo al poeta.
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