NUNCA ENTENDÍ

Fuí...

Nunca entedí por qué si me alejo de tu pecho, durante la noche, tengo pesadillas.
Era raro levantarse, a una minucia de bramar, sintiendose allagado por cientos de alacranes o bien carne batida por un inmenso procesador de alimentos.

Cierta vez, tuve que bajar de la cama y dormir en el suelo, con tal de no estar cerca, pues he sentido que mis pesadillas brincaban de cabeza en cabeza, contagiándote tanto del temor como del bramido. Quería regresar el espiral de mis actos; realizar una acción negentrópica. Colisioné todos los mundos, hasta el mundo en el que me amabas.

Has tocado con una tristeza singular mi busto. Lloraré toda la noche en el suelo para no espantarte el sueño, para no despertarte, aunque con la apertura de tus párpados venga el amanecer de media noche.

Nunca lo entendí.

Fuí.